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El Mundo según Algar Vygotsky

Cuando el fondo de la piscina se convierte en un escenario y la tristeza en el soundtrack de tu vida

Depresivo diagnosticado busca trabajo en un banco: crónica de un día de mierda

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Buenas, gente bonita. Hoy les traigo la desgarradora historia de cómo me di cuenta de que no sirvo ni para contar billetes. ¡Sí! Esa tarea sencilla que hasta un cajero automático puede hacer mejor que yo. ¿Saben lo que es contar billetes? Es básicamente juntar papelitos y decir: «Uno, dos, tres…». Bueno, yo no llegué ni al cinco sin perderme.

Ahí estaba yo, como un inútil certificado, pensando: “Si no puedo contar 80 mil pesos, jamás podré trabajar en un banco”. Y eso me deprimió más que los intereses de una tarjeta de crédito. Pero bueno, siendo depresivo diagnosticado, esto es solo otro martes, ¿no?

Decidí ahogar mis penas en las redes sociales, ese lugar maravilloso donde todos fingen ser felices mientras yo practico mi mejor cara de “¿por qué nací?”. Y ahí, amigos, encontré algo que me dejó en shock: Ambkor, el rapero español que canta como si cada verso fuera un mensaje de voz para el psicólogo, ¡me empezó a seguir!

Por un segundo pensé que el universo se había alineado y luego recordé que mi vida es una tragicomedia. Así que concluí que fue un accidente. Seguramente Ambkor mezcló clona con ron. Quiso seguir a alguien con talento y me apretó por error, como cuando apretás «Responder a todos» en un mail del trabajo (que no tengo).

Ahora, ustedes se preguntarán: “¿Quién carajo es Ambkor?”. Y yo les diré: “Exacto”. Tratar de explicarlo es como hablar de arte abstracto con alguien que solo ve películas de Adam Sandler. O peor, sumarle quiénes son Brock Ansiolitiko o El Chojin. Esos tipos son como los superhéroes del dolor: sin capa, pero con rimas que te hacen llorar más que cebolla recién cortada.

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Y aquí viene la gran pregunta filosófica: ¿Por qué carajo escuchamos música triste cuando estamos tristes? Es como ver «La Niebla» (por su final) cuando estás al borde de la ruina emocional. Pero tiene su lógica, les juro. Creo que es porque los depresivos somos como vampiros emocionales: la noche nos llama a vivir en ella, el dolor nos alimenta y la música bajonera es nuestra dieta balanceada.

Es como estar en el fondo de la piscina. Ahí, sin oxígeno, hundido hasta el fondo. Y de repente escuchás una canción triste y decís: “Bueno, al menos no soy el único idiota que está sufriendo”. ¡Es hermoso! Es como un club secreto de masoquistas emocionales donde la membresía es gratuita, pero el costo es tu estabilidad mental o lo que te quede de ella.

Y no es por nada, pero los depresivos tenemos un superpoder: la empatía extrema. Podemos mirar a alguien a los ojos y decir: “Ese también está luchando contra el monstruo invisible” y escucho un «Oh, hermano, yo también». Porque, seamos honestos, la depresión es como un ninja: invisible, silenciosa y te ataca cuando menos lo esperás, agazapada detrás de los ojos.

Recuerdo hace dos años, cuando estaba en mi peor momento, en una cama de hospital, compartiendo playlist bajonera con una persona que se fue demasiado pronto. Ahí entendí algo: la música triste no te salva, pero al menos te acompaña. Es como un amigo que no te da soluciones, pero al menos te dice: “Bueno, estamos jodidos juntos”.

Así que, si estás teniendo un día de mierda, te recomiendo una buena playlist bajonera. Ponete a llorar, insultá al universo y, si te da el cuero, salí del fondo de la piscina. Y si no, quedate ahí un rato, porque a veces la tristeza también es nuestro hogar.

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Ah, y antes de que me olvide: si no conocen a Ambkor, Brock Ansiolitiko o El Chojin, vayan a escucharlos. Esos tipos convierten el dolor en arte y, créanme, nadie rapea la tristeza como ellos. De paso, déjenles un comentario. Capaz que uno de ellos también los sigue por error.

En fin, yo me voy a disfrutar mi follow temporal antes de que Ambkor se dé cuenta de que sigue a un depresivo inútil y me mande al unfollow. Pero hasta entonces, aquí estoy, sobreviviendo un día más con música triste, un poco de ron y la esperanza de que mañana será igual… pero con otras canciones.

Gracias por leerme. Y recuerden: si no lloraron hoy, ¿realmente vivieron?

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